El consumo de drogas durante el embarazo no sólo es perjudicial para la mujer si no, especialmente para el feto. Los efectos de las drogas en el feto son muy importantes y tienen un efecto a corto, medio y largo plazo.
Por ejemplo, los efectos en los bebés son un retraso más o menos severo en su crecimiento, problemas varios en algunos de sus órganos, aparición de ciertos rasgos inusuales, retraso mental, algunas malformaciones cardíacas, cerebrales, intestinales o renales, entre otros. La mayoría de estos trastornos requieren tratamientos largos y severos que incluso hacen necesario pasar por tratamientos quirúrgicos.
Además de estos diferentes efectos, el embarazo de las mujeres toxicómanas a menudo es de difícil control, dado que en algunos casos se niegan a visitar al médico. Además, pueden añadirse otras afecciones asociadas a la toxicomanía: sida, hepatitis B o C, o malnutrición. Un embarazo bien controlado, incluso en este contexto, evitaría muchas complicaciones para la madre y el hijo.
Las drogas más usuales son:
- La heroína. Comporta un aumento de los partos prematuros y de los retrasos del crecimiento intrauterino. El síndrome de destete de los niños hijos de madres heroinómanas en general es grave, y suele ser necesario recetar al niño drogas de sustitución.
- La cocaína y el crack. El consumo de estas drogas comportaría un aumento de los abortos espontáneos y de los hematomas retroplacentarios.
- El cannabis y la marihuana. Al parecer, tiene efectos en el embarazo y en el hijo, similares a los del tabaco, aunque ello no está demostrado.
- El LSD. Sería responsable de un índice creciente de malformaciones de los miembros cuando la madre consume este producto durante los primeros meses de embarazo.
- El éxtasis. No se conocen bien los riesgos, pero serían parecidos a los de las anfetaminas, con riesgo de muerte fetal in útero y de anomalías congénitas (corazón, músculos y esqueleto).
- Los medicamentos psicotrópicos. Puede darse un síndrome de destete en caso de utilización importante de medicamentos que actúan sobre el psiquismo, empleados en el marco de un tratamiento o como automedicación. Al nacer, el niño al principio está soñoliento y más tarde presenta un intenso estado de agitación.